Catalina

El joven se desató el cordón de la cintura, se quitó el glamuroso saco que llevaba puesto y se lo dio a Fernando, pero al quitarse el gorro que le oprimía la cara, la sorpresa de nuestro amigo fue mayúscula.
Una enorme melena resplandeciente de color dorado se desplegó por encima de los hombros y debajo del saco, otro vestido de color blanco y azul. No se trataba de un joven salido de una romería, sino de una chica ataviada con un traje de la edad media. Se escupió las manos con saliva y comenzó a restregarse la cara, que fue pasando del tiznado a un blanco pálido, Poco a poco, fue descubriéndose el rostro.
Se trataba de una hermosa joven de piel blanca, con unos maravillosos ojos azules claros. Esto distrajo la atención de Fernando por momentos, que la miró a los ojos y se volvió a quedar boquiabierto.
Fuente: fragmento del libro Puerta en el Tiempo