«Muchos científicos aseguran que uno de los mayores anhelos del hombre esta más cerca que nunca de poder llevarse a cabo. Otros en cambio piensan que apenas ha habido avances al respecto. La posibilidad de viajar en el tiempo siempre ha merodeado la mente humana»
Iker Jiménez.
Absolutamente de acuerdo con lo que el buen Iker afirma con esta manera suya, casi poética, de expresarse; sin embargo, no deja de llamar mi atención el hecho de que, con cierta asiduidad, se ponen de moda determinados temas como este que nos ocupa hoy, convirtiéndose casi en «virales» de nuestros libros, cines, televisores, etc. destacando, como sin querer, en los motivos de conversaciones, manifestaciones artísticas o pseudoestudios científicos -nivel usuario- sin que dejen de apasionarnos lo más mínimo.
Y es que, si miramos a nuestro alrededor, en estos momentos podemos sentirnos maravillados ante tanta expresión crononáutica y busquemos lo que busquemos (ciencia o ciencia ficción) lo encontramos sin apenas esfuerzo. No hablo de la literatura o el cine que sobre este tema se ha publicado (Regreso al futuro, La máquina del tiempo o El tiempo en sus manos) sino de la «casualidad» de que, en este momento, todos los autores parecen ponerse de acuerdo para sacar este asunto otra vez a la luz.
El mismo Iker Jiménez, al que parafraseamos antes, dedicó un programa en Cuarto Milenio emitido el 15 de marzo en Cuatro pretendiendo una neutralidad que, dada la temática de su trabajo, es de agradecer y admirar. En este capítulo menciona la famosa fiesta que Stephen Hawking montó en su casa para crononautas, o a los científicos de Michigan buscando viajeros del tiempo en la red (en ambos casos infructuosamente) a extraños personajes que aseguran venir del futuro o a Rolland Mallet el científico que afirma que en 10 años ya habrá creado la máquina del tiempo. Incluso, hace un guiño a Enrique Gaspar y Rimbau, el escritor español que con su Anacronópete (Barcelona, 1887) pone sobre el tapete, por primera vez en la historia (adelantando a H.G. Wells y a su «La máquina del tiempo») un artilugio capaz de trasladar a seres vivos a otras épocas.
Como vemos, el tema no es nuevo, pero insisto, la lluvia de viajes y viajeros del tiempo que sufrimos y disfrutamos ahora, sí lo es. En este punto quiero mencionar al escritor novel Rafael Garcinuño que en breve publicará su primera novela: «21 del 7 de 1577, Puerta en el tiempo» Obra en la que lleva trabajando desde el 2009. En ella vemos como Fernando, un joven del siglo XXI, se ve inmerso en una aventura deliciosa y fresca, con toques de humor, romance e ingenio, atravesando una puerta temporal que lo lleva al año 1577 para presenciar la construcción del Monasterio de El Escorial, intrigas, catástrofes, conocer ilustres personajes de la época y estar, incluso, frente a S.M. Felipe II son situaciones que, el buen Fernando, va a tener que enfrentar. Rafael Garcinuño refleja maravillosamente las costumbres y los hechos de un momento histórico importantísimo para nuestro país y permite camuflarnos en una sociedad atemporal de la que el lector no se sentirá ajeno.
No me pasa desapercibida la serie que La 1 está emitiendo todos los lunes a las 22 horas, una creación de Javier Olivares y su hermano, el desaparecido, Pablo Olivares: El Ministerio del Tiempo. Serie en la que a través de puertas temporales un grupo de funcionarios de diferentes épocas viajan de un siglo a otro, simplemente atravesando una puerta al igual que ocurre en la obra «21 del 7 de 1577. Puerta en el tiempo». Parece ser que tanto los hermanos Olivares como Rafael Garcinuño están a la última en cuanto a las teorías científicas más actuales relativas al multiverso (nuestro universo sólo sería un universo más entre otros muchos) Universos en los que no se ha creado materia, o en los que el tiempo fluye en sentido contrario o bien, universos llenos de agujeros de gusano que permitirían tanto viajes en el tiempo como en el espacio.
Los paralelismos entre las obras me resultan más que evidentes; en ambas el paso de una época a otra es a través de una puerta, un portal energético (no es descabellado pensar en alguna teoría actual que respalde esta posibilidad mediante un agujero de gusano). En ambos casos se da mucha importancia a la historia y se es fiel a los hechos correspondientes a la época sin por ello, anular las peculiaridades de los personajes contemporáneos a nosotros y lo chocantes que podemos resultar. Sin lugar a dudas la historia y la fidelidad a esta es un punto importante que hay que recalcar, especialmente en lo relativo a la historia de España, foco principal en la obra de Garcinuño y enorme protagonista en la serie de La 1. Los detalles en la elección de la ropa o las expresiones son también muy cuidados en los dos casos.
¿Cómo es posible que se dé la sincronía, la casualidad de estar hablando o trabajando sobre el tema del viaje en el tiempo por tantos frentes a la vez? ¿Es casualidad que esto se esté dando ahora? o ¿simplemente estamos siendo manipulados de alguna manera extraña? Si incluso la novela de Stephen King «22-11-63» en la que el protagonista viaja al pasado para prevenir el asesinato de J.F. Kennedy, se está rodando en estos momentos. Ni que decir tiene lo que me sorprende que tanto la obra de Stephen King como la de Rafael Garcinuño tienen por título una fecha. ¿Casualidad? ¿Sincronía? o simplemente tiene razón el ya mencionado, Javier Olivares al afirmar que este tipo de «ficción es del género pop» haciendo referencia a lo que está exigiendo a día de hoy el público en masa, tenga o no, conocimientos de física.
Yo sí creo en esta sincronicidad, conozco personas que llevan trabajando en la creación artística o literaria desde hace algunos años sin relación entre ellos y es ahora cuando todos estos temas salen a la luz y casi a la vez. ¿Nos manipulan y todos llegamos a desear ver lo mismo o el deseo de ver lo mismo es lo que hace que se generen estas manifestaciones artísticas? ¿Quién fue primero? ¿la gallina o el huevo?
Autor: Marian Rodríguez Maneiro